Como la familia, la escuela, la comunidad y los medios de comunicación influyen en la construcción social de roles, estereotipos y prejuicios.

Todas las sociedades se estructuran y construyen su cultura en torno a la diferencia sexual de los individuos que la conforman, la cual determina también el destino de las personas, atribuyéndoles ciertas características y significados a las acciones que unas y otros deberán desempeñar –o se espera que desempeñen–, y que se han construido socialmente. Los roles de género son conductas estereotipadas por la cultura, por tanto, pueden modificarse dado que son tareas o actividades que se espera realice una persona por el sexo al que pertenece. Por ejemplo, tradicionalmente se ha asignado a los hombres roles de políticos, mecánicos, jefes, etc., es decir, el rol productivo; y a las mujeres, el rol de amas de casa, maestras, enfermeras, etcétera (rol reproductivo) (INMUJERES, 2004). El concepto sexo se refiere a las diferencias y características biológicas, anatómicas, fisiológicas y cromosómicas de los seres humanos que los definen como hombres o mujeres; son características con las que se nace, universales e inmodificables.

La familia es la referencia básica y la primera instancia de socialización entre las personas y por ende de formación. En el entorno familiar se aprenden las normas de conducta, los hábitos, valores y formas de comunicación bases de la convivencia humana. La familia es la principal transmisora de las actitudes, valores, comportamientos y practicas que conforman la identidad humana social y cultural de las personas y la regla de cómo comportarse.
Los modelos que aportan padres y madres se convierten, en los valores, actitudes y comportamientos generalmente construidos sobre mitos, estereotipos y prejuicios, amparados en una visión tradicional y arcaica de cómo ser persona y estos se transforma en las reglas del juego que se asumen en el contexto familiar.
Los roles que se asumen en función de las relaciones familiares que se establecen, basadas en las expectativas y exigencias atribuibles al género, son importantes, que determinan y afectan el perfil y la identidad de los dependientes.
Los nuevos roles de la familia en la construcción de un hogar respetuoso del derecho de los demás ciudadanos/as, no es solo una responsabilidad de la mujer como hace algún tiempo se creía y afirmaba.
Los cambios sociales que se producen de forma vertiginosa a todos los niveles y en todos los ámbitos sociales se relacionan con circunstancias específicas que definen y demandan una gran variedad de roles tanto a las mujeres como a los hombres.
Actualmente existe una gran variedad de publicaciones sobre el tema de la paternidad , que esta ubicado como problema y tema de análisis de género.
Esto es el resultado del aumento de cambios sociales-económicos que han puesto al padre ante una posición de responsabilidad distinta y por el aumento de cifras de padres solteros, especialmente en los países de occidente, por múltiples circunstancias, por decisión propia, por decisión forzada, por una transición lenta, inesperada o repentina. Por otra parte, el tema de paternidad siempre ha estado latente en los escritos sobre la familia, especialmente en los de corte feminista.
En términos generales la paternidad hay que entenderla como una interacción social en diferentes direcciones y complejidades; por ejemplo, en la pareja, en la familia nuclear y extensa, en la comunidad y en la cultura. En ese sentido, la nueva paternidad hay que situarla siempre en el contexto social y circunstancial, por lo menos familiar.
En consecuencia, es imposible hablar de paternidad o masculinidad sin referirnos por lo menos a sus contrapartes inmediatas: la maternidad y la familia.
También utilizamos como contexto de análisis la tensión entre la modernidad y la post modernidad. Así, hablaremos de padres tradicionales, de padres modernos y de padres postmodernos. Este marco contextual de análisis nos ha conducido también ha reconocer otro tipo de paternidades que se dan en contextos de extrema pobreza.
La investigación social sobre la familia bajo la teoría estructural-funcionalista dominó durante más de treinta años, e influyó directamente en la generación y el desarrollo de políticas orientadas a estimular la familia nuclear en su forma patriarcal. (Medina, 2001).
Cabe reconocer que numerosos estudios sobre los roles de la familia han puesto en evidencia muchos de los mitos construidos sobre la familia nuclear en su forma patriarcal. Con ello se pone de manifiesto no solo la importancia de las diferencias entre los géneros, sino también, y sobre todo, la relación de poder que ha impuesto el hombre a la mujer en una cultura del hombre y para el hombre.
La gran contribución de esos estudios es haber redefinido el campo de investigación de roles sociales entre los individuos, haciendo posible, de este modo, la inclusión de una gran variedad de estilos de roles que no necesariamente están relacionados con el tipo de sexo, sino con preferencias y prácticas socioculturales. Así, han ofrecido un nuevo marco conceptual donde puede ser explorado lo femenino y lo masculino en su condición histórico-cultural.
La gran variedad de estudios sobre el género influyó directamente en el concepto de masculinidad y produjo nuevos estilos de ser padre. Las relaciones entre la pareja se hicieron más simétricas, y la negociación día a día sobre lo que significa ser padre-hombre y madre-mujer crearon una parentalidad más igualitaria y, en consecuencia, nuevas maneras de ser padre y madre.

Todas las personas, casi por instinto, trataremos en algún momento de nuestras vidas de encajar en alguna clase social o grupo y para ello se hace necesario cumplir con los requisitos necesarios para llegar a establecerse en uno. La comunicación es el medio que se preocupa de establecer dichos grupos. A través de comerciales de alguna casa comercial que muestra modelos vistiendo la ropa de la temporada, por ejemplo, establece como deberían ser las personas para poder verse bien con esa ropa e inconscientemente las personas trataran de verse como los modelos del comercial. Si bien los comerciales utilizan estrategias de marketing para llegar al consumidor, lo hacen muy bien hasta el punto de dominarlos. Luego las personas al ver una y otra vez el comercial irán aumentado las ganas de cumplir con el estereotipo que este estableció. Pero la moda es solo un caso ya que las comunicaciones están repletas de estereotipos que van desde que ropa se debe usar hasta la marca de detergente que se debe comprar.
En el fondo la comunicación es el medio por el cual nos llega la información y que nosotros sin realizar un análisis lógico, la estereotipamos.
Los contenidos de la mayoría de los medios de comunicación, como es el caso de las telenovelas o los anuncios publicitarios, presentan estereotipos o modelos de personas ideales, con los cuales nos comparamos, o bien, imitamos y que constituyen una vía eficaz para preservar la idea de desigualdad entre hombres y mujeres.
Los estereotipos si bien se deben en gran magnitud a los medios de comunicación, existen otros, que desde que nacemos nos son inculcados, que tenemos impresos en nuestra mente que ya son parte de nuestra realidad: los estereotipos de género.
Desde que nacemos y nuestras familias saben de nuestro sexo, inmediatamente comienzan a estereotiparnos: si el recién llegado es niña se le vestirá con ropas rosadas y su dormitorio se pintará con colores similares y sus repisas tendrán muñecas y peluches; si el bebé es varón se le vestirá con colores celestes y sus juguetes serán desde ese momento autos de juguete, legos, rompecabezas; estos son los primeros rasgos diferenciadores que tendrán damas y varones a lo largo de toda su vida.

Las redes sociales están hechas para la gente, si la gente difunde cosas negativas, los adolescentes las adquirirán  uno lanza una piedra, mañana todos lanzaran piedras, esto funciona así, no con todos evidentemente.Los jóvenes  la mayoría  son ignorantes, hacen lo que los demás  contestan a sus padres y a sus amigos no, hacen caso a sus amigos que a sus padres, al final acaban cayendo Y recurriendo a los padres, evidentemente.Simplemente los jóvenes hacen esto para ser aceptados socialmente y no quedarse marginados, aunque sea inconscientemente, pero funcionan así (no todos, pero la mayoría  también eso es a causa de ser indeciso o no ser auto suficiente.

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